Las Expectativas (mi propio ejército enemigo)
En mi corta pero intensa trayectoria como coach he podido vislumbrar como participamos voluntariamente en una danza emocional con nuestras expectativas. Ponte a pensar y quizás sin darte cuenta tú mismo hayas establecido más de una expectativa en las últimas 24 horas.
Tal vez sucedió que con este ruido global te atrasaste con esa presentación que querías preparar antes de esa reunión importante?
Tal vez apagaste la alarma esta mañana esperando despertarte en un lugar diferente?
Tal vez esperabas llegar a tu trabajo y que todo fuera “perfecto” y que el día fluyera sin cambios?
Pero nada de esto paso y al final del día y de camino a casa, te sientes abrumado, derrotado y un poco avergonzado por haber esperado tanto de este día pensando que todo iba a suceder de acuerdo a lo que esperabas o que podría ser especial. Y esta, querido lectores es esa danza agotadora de las expectativas a la que me refería mas arriba. Cuando establecemos estas expectativas estamos simultáneamente haciendo un pacto con nuestras emociones que dice que si todo sale como lo planeamos seremos felices, pero de lo contrario estaremos decepcionados.
Entonces, por qué nos hacemos esto? Te preguntaras.
En realidad las expectativas provienen todas de un mismo lugar. Si mis amigos, nuestras expectativas están determinadas por nuestras creencias con respecto a quienes somos, como vivimos y cuál es la programación que traemos en cuanto a quienes son las personas que nos rodearemos, el trabajo, la familia en fin absolutamente todo. En muchas ocasiones establecemos expectativas porque creemos que serán útiles porque estas nos motivan e inspiran a lograr nuestras metas y esto es cierto ya que tener expectativas nos ayuda a progresar.
Pero no todas las expectativas caen en las mismas categorías ya que hay dos tipos diferentes de expectativas: las realistas y las no tan realistas.
Las expectativas realistas, son las que realmente puede ayudarnos. Estas son las que tienen en cuenta el resultado que nosotros deseamos, aquello que realmente podemos manejar en determinada situación, cuánto tiempo o energía realmente tenemos para dedicárselo y estar conscientes de que no somos perfectos: cometeremos errores, nos desviaremos quizás necesitemos hacer cambios en el camino.
Por otro lado, las expectativas poco realistas son aquellas que establecemos para nosotros mismos pero que en realidad son inalcanzables.
Por ejemplo: la idea de que les “caerás bien” todo el mundo (imposible, pregúntame a mi), que no todo el mundo es justo (totalmente fuera de mi control), que mi cónyuge/hijos/hermanos/amigos/la gente no actúa de la manera que a mí me gustaría (otra vez fuera de mi control), o que deberíamos tener éxito al primer intento (si ese fuera el caso todos seriamos medallistas olímpicos no?).
Cuando las expectativas que establecemos son poco realistas, automáticamente nos estamos preparando para no llegar y nos auto-estancamos porque nos quedamos allí lidiando con los sentimientos negativos que esto generara.
La buena noticia es que puedes tomar medidas para verificar si tus expectativas son poco realistas y convertirlas en unas un poco más realistas, y así salvarte a ti mismo de vals emocional que conlleva el quedarse corto todo el tiempo.
A continuación te cuento cómo ayudarte con esta danza de emociones descoordinadas:
Haz que tus expectativas funcionen para ti, no en tu contra.
Está bien establecer expectativas y esto es muy útil porque las metas vienen con expectativas pero es muy importante considerar si la expectativa realmente te acerca o te aleja de lo que deseas obtener, quien deseas ser o donde quieres ir.
Por ejemplo: si su objetivo es estar más activo físicamente, es realista esperar correr una maratón de 10 millas el próximo mes?
O, podría esto causarle agotamiento, frustración y hasta daño físico? No sería correr 1 milla o incluso trotar por 10 minutos una mejor opción para comenzar?
Ten en cuenta si esta expectativa realmente te va a ayudar a ser quien quieres ser o llevarte a dónde quieres ir.
Cuando estableces metas es cuando empieza a funcionar el mecanismo de las expectativas y en la etapa del desarrollo de objetivos es cuando se debe tener en cuenta los recursos con los que contamos para llevarlas a cabo. Tenemos que tener en cuenta cuanta energía, tiempo y emociones estaremos invirtiendo y si la expectativa de alguna forma esta en nuestra contra, esa es mi señal para ajustar objetivos o cambiar de rumbo.
Crea una nueva perspectiva
Cuando estaba estudiando Terapia Cognitiva Conductual (CBT por sus siglas en inglés) aprendí acerca del método de doble estándar.
Esta técnica implica imaginar a un amigo o familiar con una situación (en este caso expectativa) como la que tú tienes y que de alguna forma está sufriendo porque ella. Entonces en lugar de criticarte de una manera dura y condenatoria, te hablaras de la misma manera compasiva con la que le hablarías a un amigo que está atravesando por una situación similar.
Por ejemplo: Qué le dirías a una amiga que llora el haber perdido al amor de su vida a apenas dos semanas de noviazgo?
Probablemente llamarle el amor de su vida en 2 semanas de noviazgo te suene poco realista verdad? Pues ahora plantéaselo pero de la forma más amable y compasiva que encuentres en ti. De esta forma verás que eres capaz de ser realista y razonable con los demás, y cuando te encuentres en una situación “enredada” mírate a través de los ojos de otra persona y practica esa empatía y compasión contigo mismo. Establece expectativas compasivas
Que significa establecer expectativas compasivas?
Esto significa ver tu situación con ojos de compasión lo cual te aseguro que te ayudará, especialmente si como yo tienes la tendencia a juzgarte mucho o a ser duro contigo mismo. Tal vez esa presentación en el trabajo no fue tan bien como esperabas, pero tu expectativa era un éxito arrollador y ahora te encuentras en un ciclo de decepción e incredulidad, auto-flagelándote porque debería haber sido mejor (créeme, muchos hemos estado allí). Aquí es donde entra la compasión la cual es muy útil en ese momento para reconocer tus sentimientos de dolor o derrota. Aceptar que no cumpliste tus expectativas, pero sin castigarte investiga qué no funcionó y por qué, tomando nota para reflexionar que se puede mejorar en el futuro. Al final de cuentas, la única forma de acercarse a una expectativa es aprender y crecer cada vez que no le llegamos.
En conclusión, está bien establecer expectativas incluso grandes expectativas siempre y cuando estas sean realistas. En el momento que empieces a establecer expectativas realistas, descubrirás que es mucho más fácil mantenerte motivado y que alcanzaras esos objetivos que te llevarán a alcanzar tus metas cualquiera que estas sean.
Escrito por Maria Mila BSBA, MBA (Pending)
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